lunes, 24 de febrero de 2014

177° Aniversario del natalicio de Rosalía de Castro







Rosalía de Castro




María Rosalía Rita de Castro nació el 24 de febrero de 1837, en Santiago de Compostela (España). Aunque en su acta de bautizo figuró como hija de padres desconocidos, fue su madre una mujer de la nobleza pero con carencias económicas, María Teresa de la Cruz Castro y Abadía y su padre, un sacerdote (José Martínez Viojo). Su madrina, María Francisca Martínez, al servicio de su madre, fue quien se comprometió a cuidarla para que no pasara al orfanato. Mostró siempre inclinación para las artes, no solo se apasionó por la literatura, sino también por la música, la declamación y el dibujo. Su adolescencia estuvo dominada por una profunda crisis debida al descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por una delicada salud, que jamás mejoró.
Lo que se destacó en la obra de esta escritora y poetisa fue que escribió tanto en castellano como en gallego, haciendo renacer esta lengua, lo que se dio en llamar “rexurdimiento”, pues la literatura gallega había desaparecido desde los Reyes Católicos.
A los 12 años escribió su primer libro, La flor, se publicó en Madrid en 1857 y recibió elogiosas críticas de Manuel Martínez Murguía, crítico destacado del Renacimiento gallego, con quien contrajo matrimonio al año siguiente. De esa unión nacieron siete hijos, los dos últimos tempranamente fallecidos. Vivió en medio de constantes penurias económicas, dedicada a su hogar y a sus hijos.
En 1858 publicó “Lieders”, en “El álbum del Miño”. Un año después su primera novela, “La hija del mar”. El desengaño amoroso fue el tema de su segunda novela “Flavio (1861). Las tres obras citadas fueron escritas en castellano.
En 1863 escribió “A mi madre” un libro de poemas dedicado a su madre, con toda la angustia que le produjo su muerte, acaecida en 1862. A este siguieron los Cantares gallegos (1863), canto a su Galicia rural, lleno de añoranza y denuncia ante la explotación de los segadores por parte de Castilla. Con Cantares gallegos, escrito íntegramente en lengua gallega, dio comienzo el renacimiento poético en esa lengua.
Regresó después a la novela con Ruinas (1866), historia de tres mujeres ejemplares y desdichadas en el seno de un ambiente moderno que perciben como ajeno. Un año después se publicó su obra narrativa más conseguida, El caballero de las botas azules (1867), novela misteriosa y fantástica que conecta con lo mejor de su labor lírica.
En 1880 apareció su segundo libro en gallego, Follas novas, expresión angustiada e intimista sobre la muerte y la soledad del ser humano. Cierran su producción literaria la novela El primer loco (1881) y el poemario en lengua castellana En las orillas del Sar (1885); este último continúa la línea de meditación metafísica iniciada con Follas novas, si bien acentuando esta vez el sentimiento religioso.
Su poesía, en particular, denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.